miércoles, 18 de abril de 2007

¿Hablamos de un hombre santo? A mi me parece.

Impresionante funeral por un humilde hermano portero carmelita en Roma. El hermano indio Tito Arimathil del «Teresianum» ROMA, miércoles, 18 abril 2007 (ZENIT.org).- Un sentido funeral, con 72 celebrantes, despidió al humilde hermano carmelita Tito Arimathil, portero de la Facultad Pontificia «Teresianum» de Roma y conocido y apreciado por generaciones de estudiantes que han pasado por el Colegio Internacional y por ese centro universitario de los Carmelitas. El acogedor y veterano portero Tito Arimathil, falleció víctima de un infarto en la mañana del 5 de abril. Murió sin ningún anuncio premonitor de un tal desenlace En esa mañana del Jueves Santo, preparó los bocadillos para los pobres que cada jueves llegan a la portería. Al término de este servicio se dirigió, como de costumbre, a la capilla. Tras algunos momentos de oración, se sintió mal y se recostó en el banco, pero enseguida entró en coma. Transportado de urgencia al hospital, los médicos no hicieron más que certificar el deceso. El funeral tuvo lugar el 11 de abril, presidido, en ausencia del padre general, por el vicario de la Orden, el padre Zdenko Krizic, y acompañado por 72 concelebrantes, además de toda la Comunidad del «Teresianum», de la Casa Generalicia, y numerosas amistades del finado así como representantes de diversas congregaciones religiosas. El padre Virgilio Pasquetto, rector del «Teresianum», pronunció una emocionante homilía, destacando en su panegírico la figura egregiamente humilde y altamente servicial del hermano Tito. Al final tomó la palabra el vicario para glosar el misterio pascual en la persona del hermano Tito y agradecer la presencia de sus familiares. Un padre del «Marianum» que lo había conocido durante más de 30 años, en nombre de todos los presentes no carmelitas deseó que perviva en todos los asistentes el sereno recuerdo del siervo fiel, humilde, servicial, siempre disponible y sonriente en su cometido. Con el canto del «Rosa Carmeli» la comitiva fúnebre del hermano Tito se ha encaminó al panteón de los Carmelitas Descalzos en el cementerio del Verano de Roma. El «servicial y siempre atento hermano» era miembro de la Provincia de Manjummel (India). Había nacido el 8 de junio de 1931 en Vayalar, región de Kerala. Su primera profesión la hizo el 19 de marzo de 1959. El 26 de septiembre del año 1964, llegó al «Teresianum», donde vivió hasta la muerte. Su primer oficio en Roma fue el de ayudante del bibliotecario. Luego pasó a la portería y al servicio litúrgico de la capilla. «Todos recordamos al hermano Tito --afirma el servicio informativo de los Carmelitas--, porque no sólo fue portero, sino un portero único: siempre servicial para toda información, con la máxima amabilidad. Así vivió y trabajó en actitud de servicio por casi 43 años ininterrumpidos en Roma».
Fuente: Zenit.

3 comentarios:

cursillovaldivia dijo...

Las vidas más insignificantes para el mundo son las más grandiosas para Dios. Los seres humanos estamos ciegos, pasamos por el mundo sin ver a la gente, sin mirar el mundo que nos rodea encerrados en nuestros egoísmos.La vida de este hombre nos enseña todo lo contrario y nos invita a darle importancia a los detalles que distinguen.

Luis Alfredo dijo...

Santidad por la via de la normalidad... esa es la cuestion.


Un abrazo en Cristo Vivo
Luis.

cotecita dijo...

De eso se trata. Debemos hacer lo que Dios nos pide a nosotros, porque somos todos diferentes. Los santos canonizados son ejemplos de fortaleza y heroicidad; no podremos imitarlos en todo probablemente, pero sí en las virtudes, y cosas en las que nos ayuden a ser cada día mejores cristianos, y mejores hijos de Dios.
MJ