lunes, 14 de mayo de 2007

Milagro del 13 de mayo...

13 de mayo - Portugal. 1a aparición en Fátima: « Yo soy del Cielo » (1917) - atentado a JP II (1981)

Una mano disparó, otra desvió la bala (I)

El 13 de mayo, el Santo Padre había desayunado con el Profesor Lejeune, su esposa y otro invitado, y luego, dentro de la mayor tranquilidad, se dirigió a la Plaza de San Pedro. Cuando daba la vuelta por la plaza, cerca de la puerta de bronce, el turco Mehmet Ali Agja le disparó, hiriéndolo en el abdomen, en el codo derecho y en el índice de la mano izquierda.

Nadie creía que esto hubiese podido ocurrir. Yo estaba detrás del Santo Padre, aturdido, no lograba comprender nada. El ruido en la plaza era ensordecedor. Todas las palomas alzaron el vuelo. Alguien había disparado, pero quién podría ser? Yo vi que el Santo Padre …. Pero no le veíamos señales de sangre ni de herida. Entonces, le pregunté, dónde? Y el me respondió: en el vientre. Tiene dolor, añadí y asintió, sí. El iba en el auto apoyado en mí; de ahí pasamos a una ambulancia. Su Santidad llevaba los ojos cerrados, se notaba que sufría mientras repetía algunas oraciones breves. Sobre todo, si mal no recuerdo : “ ¡María, madre mía. María, madre mía!”

El Dr Buzzonetti y la hermana Camila iban con nosotros en la ambulancia que corría veloz y ningún tipo de policía nos acompañaba. La sirena comenzó a sonar un centenar de metros más tarde. El trayecto que normalmente se hace en media hora nosotros lo hicimos en ocho minutos en plena circulación de Roma. Tiempo después, el Santo Padre me dijo que había guardado consciencia hasta su llegada al hospital y que siempre estuvo convencido de que las heridas no serían mortales.


Testimonio de Monseñor Stanislas Dziwisz,
Reproducido por André Frossard en "N'ayez pas peur. Dialogue avec Jean-Paul II"
(Robert Laffont, París, 1982) - p.333 a 345.



Una mano disparó, otra desvió la bala (II)

Doscientos polacos trajeron de Polonia una imagen de N.S. de Chestokova y la colocaron en el suelo frente a la silla del Papa, mientras oraban con mucho fervor.

La operación duró cinco horas y veinte minutos. El estado del herido era considerado como muy grave. La tensión la tenía bajísima. Monseñor Dziwisz le dio la extremaunción. “Al principio todo era angustia; pero la esperanza volvió gradualmente durante la operación. Luego, se supo que ningún órgano vital había sido tocado y que tenía posibilidades de salir con vida”. El Papa había perdido tres cuartos de su sangre y la transfusión sanguínea vino a transmitirle un virus. Pasó mucho tiempo en reanimación, pero cinco días después del atentado, aludiendo a un proverbio polaco, declaró: “Una mano disparó, otra desvió la bala”.

El le había pedido al obispo de Fátima, entonces en Roma, que viniera a su lecho de enfermo a hablarle del mensaje de la Virgen y después del Ángelus del domingo siguiente, en un mensaje grabado en su habitación del hospital, el Santo Padre le confiaba al Corazón Inmaculado de María toda la humanidad. Un año más tarde, el 13 de mayo de 1982 rindió gracias a la Virgen de Fátima y una de las balas sería incrustada en la corona de la Virgen. El 25 de marzo de 1984 junto con los obispos del mundo entero celebra la consagración al Corazón Inmaculado de María solicitado por la Virgen y Rusia será liberada del comunismo poco después, sin derramamiento de sangre.

El 13 de mayo del 2000, en Fátima, durante la beatificación de los dos pastorcitos, Jacinta y Francisco, él revela el contenido de la última parte del mensaje de Fátima que hablaba de los sufrimientos de la Iglesia y del “obispo vestido de blanco”, herido de “dos disparos de arma de fuego”, señalando que él veía en ese mensaje el anuncio del atentado del 13 mayo de 1981.

Y siempre frente a esa estatua de Fátima, el 8 de octubre del 2000, durante el Jubileo de los obispos, el Papa pronuncia en la Plaza de San Pedro el Acto solemne de confianza con el que ponía el III milenio bajo la protección de la Virgen.


Testimonio de Monseñor Stanislas Dziwisz,
Reproducido por André Frossard en "N'ayez pas peur. Dialogue avec Jean-Paul II"
(Robert Laffont, Paris, 1982) - p.333 à 345.
Fuente: Un Minuto con María.

1 comentario:

cursillovaldivia dijo...

Ese 13 de mayo de 1981 fue un día que conmocionó al mundo. Recuerdo que al principio decían que fue un chileno el que hizo los disparos. Había muchas confusión. Fueron días de prueba para la Iglesia, pero nuestra Madre se acordó de sus hijos y del Papa y no nos abandonó.